Publicado el 18/09/17
Desde hace 30 años viene trabajando en el ámbito de drogas. Ha sido uno de los miembros fundadores del Centro de Información y Educación Para La Prevención del Abuso de Drogas (CEDRO), entidad no gubernamental peruana con trabajo regional. Actualmente es Presidenta Ejecutiva de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA), ente rector de las políticas de drogas en el Perú, dependiente directamente del Despacho del Primer Ministro.
Licenciada en Psicología Social, con Maestría en Terapia de Familia y estudios de doctorado en Psicología. Es Doctora Honoris Causa en dicha profesión. Tiene más de 20 publicaciones relacionadas a los temas de drogas, liderazgo, equidad de género y otros. Ha recibido diversos honores y premios, entre ellos: World Children Award -Unicef (2007), PRIMA, Colibrí de Plata al Adulto Mayor (2016), concedido a personas mayores que continúan labores.
Perú afronta el problema basándose en evidencias científicas y empíricas, mundiales, sin dejar de lado su situación local, como un país productor, exportador y consumidor de sustancias psicoactivas y aún con pobreza y rezagos de terrorismo.
DEVIDA, como ente rector, elaboró la “Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas (2017-2021)” de forma participativa, recogiendo las opiniones de los sectores que conforman su Consejo Directivo. Fue aprobada por este último y por el Consejo de Ministros. La nueva estrategia tiene un enfoque centrado en la persona y el cambio que desde ésta se genera con su comunidad, buscando escenarios de vida saludables, equitativos y de paz. En dicha estrategia, se considera el problema de las drogas como un asunto de salud individual y social y de seguridad, respetando en su abordaje los derechos humanos en toda su dimensión, incluyendo la diversidad cultural; posee indicadores y metas claros; promueve la articulación entre sectores e involucra a la sociedad civil incluyendo empresas, generando alianzas con productores que opten por cultivos lícitos, sostenibles y con transversalidad de género en toda la cadena (producción, tráfico y uso indebido de sustancias).
La Unión Europea viene ya demostrando en el Perú una preocupación que deriva en un apoyo concreto y de mayor balance entre reducción de la oferta y reducción de la demanda. Sin embargo, esta armonía podría ser mayor. La reducción de la demanda, a la luz de los estudios e informes y también de la experiencia, debiera, cada vez más, estar relacionada a las oportunidades ocupacionales y al desarrollo en general, sobre todo dirigido a adolescentes y jóvenes.
Repensar ese balance, considero que es un ejercicio importante en estos tiempos. ¿Cómo, por ejemplo, los componentes de Desarrollo Alternativo Integral y Sostenible y de Prevención y Rehabilitación pueden caminar juntos dentro de un programa compartido? o ¿cómo un conjunto de acciones de control de oferta dirigidos a la seguridad puede incluir un programa para jóvenes de alta vulnerabilidad disminuyendo sus riesgos de no sólo consumir sustancias si no de involucrarse en la cadena de micro comercialización y tráfico? Es decir, caminar hacia nuevos paradigmas que rompan el trabajo en “estancos” y con una mirada que tendrá siempre que ser de proceso.
La Estrategia está basada en lecciones aprendidas. Contempla los siguientes componentes: Desarrollo Alternativo integral y sostenible; Interdicción y sanción; Prevención y rehabilitación y Compromiso global.
Llega a la conclusión, basada en la experiencia, de que la erradicación de hoja de coca, materia prima de las drogas cocaínicas, no es suficiente sin una equidad con el desarrollo integral y sostenible que disminuirá la resiembra de hoja de coca, no al centrarse prioritariamente en “los logros de la erradicación”, sino en el nuevo enfoque dirigido a “la reducción del espacio cocalero” como resultado de la presencia del Estado y sus sectores (Salud, Justicia, Educación, Transportes, Mujer, Programas Sociales, entre otros.) y la implementación de programas alternativos con respeto al medio ambiente y el enlace con mercados locales y globales. La nueva Estrategia promueve un “enfoque regional” sobre todo con los países de fronteras, planteando reforzar las acciones en estas últimas.
La Prevención Integral y Sostenible en Desarrollo Alternativo es entendida como un conjunto de políticas, programas y acciones que promueven el cambio y la mejora de la calidad de vida de las poblaciones de mayor vulnerabilidad en relación al narcotráfico.
Este desarrollo no debe actuar sólo o necesariamente como “sustitución de cultivos”, aunque este es un componente muy importante. Es fundamental que promueva la presencia del Estado y todos sus sectores, así como el trabajo en seguridad, que es el primer requisito, para que las empresas (inversión privada) generen riqueza y empleabilidad en las zonas que se van transformando desde los sembríos de hoja de coca (la que se vende en un 95% al narcotráfico) hacia actividades y negocios dentro del marco de la legalidad.
El Desarrollo Alternativo debe ser comprendido como una herramienta que se centra en el cambio de la persona misma (de la ilegalidad a la legalidad) y que va produciendo una transformación ética, comunitaria.
La sinergia entre COPOLAD y DEVIDA y otras instituciones es sumamente importante, y acelera y enriquece el proceso de cambio. Desde una mirada global y respetuosa de lo local, COPOLAD promueve intercambios, difunde lecciones aprendidas, genera visiones complementarias desde el campo, gestiona conocimiento y sistematiza experiencias. Añade, además, interacciones múltiples entre realidades que buscan logros similares y que no “se experimentan como solas”, sino desde una visión compartida.
COPOLAD es una herramienta útil y seria que suma a los esfuerzos de los países como Perú y otros. Es una entidad que responde perfectamente a la “Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas (2017-2021)” peruana, desde el enfoque global y de responsabilidad compartida. Asimismo, con su información constante, da a conocer oportunidades que surgen tanto en Europa como en la Región Latinoamericana y del Caribe respecto a capacitación, asistencia técnica, intercambios, tendencias, descubrimientos y otros.
El componente de “lavado de activos” fue el único que no arrojó el cumplimiento de metas en la Estrategia peruana pasada (2012-2016). Por ello, en la nueva estrategia (2017-2021) el Perú pone un especial énfasis en este componente con los entes especializados.
Tener espacios de diálogo abiertos por COPOLAD puede contribuir a adoptar mejores herramientas y políticas en este componente. Ello incluye networking e intercambio de experiencias exitosas que COPOLAD puede promover a través de sus “diálogos” y con el soporte de la tecnología. En estos “espacios abiertos” se promueve la articulación de funcionarios de entidades que deben colaborar entre ellas. Ese acercamiento que logra producir COPOLAD es vital para avanzar en las investigaciones frente al “lavado de activos”.
La Comisión Europea está preparando una tercera fase de este programa, por lo que COPOLAD volverá a principios de 2021.