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Esta Estrategia centra los esfuerzos del gobierno federal en tres líneas de esfuerzo complementarias. Primero, debemos continuar previniendo el inicio del uso de drogas a través de la educación y programas de prevención basados en la evidencia. Segundo, debemos continuar reduciendo las barreras a los servicios de tratamiento para que el acceso a la recuperación a largo plazo esté disponible para aquellos que sufren de un desorden de uso de sustancias. Y finalmente, debemos continuar nuestro trabajo para reducir drásticamente la disponibilidad de estas drogas en los Estados Unidos a través de la aplicación de la ley y la cooperación con socios internacionales para eliminar los efectos negativos que el tráfico de drogas tiene en la seguridad de nuestras comunidades y el bienestar de nuestros ciudadano.